Día 640, domingo
Contó la historia de un chico que un buen día decidió grabar todo en una cámara de vídeo. Salía a la calle a montar bicicleta y registraba la actividad de su barrio. Grabó a niñeras uniformadas de blanco, jóvenes fumando marihuana y otros chicos como él paseando en bicicleta. En total, el chico registró más o menos un año y medio de su vida, entre su vida escolar, la rutina hogareña y distintas reflexiones en las que se sentaba solo en su cuarto, bajo una luz mortecina, y se ponía a discuir consigo mismo en segunda persona. Hasta aquel punto, el discurso del presidente Gonzalo le dejaba a Takeshi Kusunoki la sensación de estar absolutamente fuera de lugar. ¿Qué tenía que ver el campamento de la Asociación con la historia de un chico que filma el aburrido acontecer de su vida durante un año y medio? Gonzalo se encargó de responderle. Otro día, hace no mucho, el chico, convertido ahora en un hombre con estudios universitarios, una beca en el extranjero y notas impecables, descubrió en una antigua caja de zapatos Reebok las cintas de vídeo que hacía tiempo se había empeñado en llenar de imágenes. Una vez adaptadas a formato digital, el chico se dedicó a estudiarlas con detenimiento. Su mirada pasó sobre cada encuadre, cada toma fuera de foco, la cena de aquel día de verano o el tipo que caminaba con las manos en los bolsillos y la mirada perdida. Los ojos llorosos de su madre tras el divorcio y el sinsabor de los días posteriores. La toma panorámica desde la ventana de su habitación, los árboles verdes y el pálido cielo durante el invierno. Finalmente, el chico cayó en la cuenta de que cada una de las personas que aparecían en aquellos vídeos no tenían la más remota idea de por qué estaban aquí. "Un día me desperté en el Leviatán", dijo el presidente Gonzalo, describiendo un momento de epifanía. "Caminaba por mi cuarto y todo me parecía más profundo, más humano, como si las cosas se hubieran por fin cristalizado. En las calles la gente caminaba más tranquila. Porque habían entregado sus problemas a un ser superior que tendría la habilidad suficiente para administrarlos". La idea, según logró comprender Takeshi Kusunoki, era materializar la teoría de Hobbes. "Por eso ustedes, que libremente han decidido unirse a mi proyecto de la Asociación, son hoy parte de una sociedad experimental que pronto intervendrá los moldes mediante los cuales se rige un mundo absurdo y sin sentido, en el que la gente actúa y deja de actuar según los parámetros establecidos por una clase hegemónica que ni siquiera sabe dónde está parada. Les propongo una lucha para la que la teoría marxista es obsoleta". Gritos y aplausos. "Desde que confirmé la práctica de mi teoría, he buscado la manera ideal de concentrar toda aquella energía popular desperdiciada en prácticas tan obtusas como el trabajo, el sexo o los vicios. Tomemos al toro por las astas y preparemonos para cambiar al mundo", finalizó el presidente.